Nosferatu & Endymion

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Nosferatu – Una sinfonía de terror, de Friedrich Wilhelm Murnau, se estrenó en 1922 en la Marmorsaal (Sala de Mármol) del zoo de Berlín. Desde entonces, se ha incorporado a la cultura popular, desde el cine de terror hasta Los Simpson. La exposición Fantasmas de la noche. 100 años de Nosferatu en la Sammlung Scharf-Gerstenberg se centra en la influencia que este icono del cine mudo alemán tuvo en las artes visuales.

André Breton consideraba Nosferatu una obra clave para el surrealismo. A la inversa, la película sería impensable sin sus precedentes histórico-artísticos. Los bocetos para la escenografía, por ejemplo, incluyen motivos que evocan grabados de Francisco de Goya, el Romanticismo alemán y tropos del arte y la literatura fantásticos de principios del siglo XX. Otras influencias identificadas proceden de Caspar David Friedrich, así como de la obra de Alfred Kubin, Stefan Eggeler y Franz Sedlacek. La exposición también explora el impacto que Nosferatu ha tenido en el arte contemporáneo y la cultura cotidiana.

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Nosferatu, una de las obras maestras más influyentes de la era del cine mudo, tiene un aire gótico y espeluznante, y la escalofriante interpretación de Max Schreck en el papel del vampiro marcó la pauta para las películas de terror posteriores.

En esta influyente película muda de terror, el misterioso conde Orlok (Max Schreck) convoca a Thomas Hutter (Gustav von Wangenheim) en su remoto castillo de Transilvania, en las montañas. El inquietante Orlok pretende comprar una casa cerca de Hutter y su esposa, Ellen (Greta Schroeder). Después de que Orlok revele su naturaleza vampírica, Hutter lucha por escapar del castillo, sabiendo que Ellen corre un grave peligro. Mientras tanto, el criado de Orlok, Knock (Alexander Granach), se prepara para la llegada de su amo a su nuevo hogar.

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La película muda de Friedrich Wilhelm Murnau Nosferatu – Eine Symphonie des Grauens (1922) no sólo es una de las películas más canónicas del cine expresionista alemán, sino que también estableció uno de los arquetipos más duraderos del cine de terror moderno: el vampiro.

Cuando la película se estrenó en Berlín el 4 de marzo de 1922, la Primera Guerra Mundial aún estaba fresca en la memoria colectiva de la República de Weimar, una experiencia que también dejó su huella en el cine expresionista. Junto a obras como El gabinete del Dr. Caligari (1920, Robert Wiene) y El Golem: cómo vino al mundo (1920, Paul Wegener), Nosferatu es una de las películas que establecieron muchas de las convenciones estéticas del género. Sobre todo, Nosferatu destaca por el uso del estilo de actuación expresivo y un fuerte contraste en la iluminación, que da lugar a un efecto de claroscuro, que la crítica de cine alemana Lotte Eisner llama “el famoso helldunkel del cine alemán”.

Nosferatu se desvía de otras películas expresionistas en su uso de planos in situ de los Cárpatos y los Altos Tatras. Una película como El gabinete del Dr. Caligari utiliza un elaborado decorado en un estudio para vincularse a la pintura expresionista con imágenes extrañas y oníricas. Nosferatu, sin embargo, utiliza paisajes del mundo real para llevar al espectador de la idílica vida en un pequeño pueblo de un joven matrimonio a un paisaje cada vez más amenazador que presagia la devastación que vendrá después. Los amplios planos de la película de bosques oscuros y montañas escarpadas no sólo remiten a la tradición estética del expresionismo, sino que también exploran las raíces del género en el romanticismo alemán. La muerte es un tema central en el retrato del Conde Orlok como un autócrata cruel y tiránico y como una fuerza de la naturaleza más obtusa e imparable que controla al vampiro tanto como a sus víctimas.

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Copia del calvo: la novela de Stephen King “Salem debe arder” fue llevada al cine en 1979, con Reggie Nalder en el papel protagonista del vampiro. El director Tobe Hooper había utilizado claramente el modelo de “Nosferatu” para su aparición.

¿Humano o monstruo? La película de terror “La sombra del vampiro”, de E. Elias Merhige, del año 2000, tomó como tema el rodaje del original de “Nosferatu”. En su película, el director incluso dio una respuesta a la pregunta de si el actor del Conde Orlok, Max Schreck, era realmente un vampiro: Sí, lo era.